lunes, 5 de octubre de 2009

El Origen de la Filosofía

(click en el título para ir al vídeo)

Kiniro Inu: Bueno aquí estamos, una semana más, con otro post. Esta vez no es un tira cómica porque estamos teniendo algunos problemillas con la edición (es lo que tiene ser novatas en esto) y además tenemos gente nueva colaborando (ya hablaremos de ellos también).

En fin, al lío. Esta entrada inaugura una serie de post sobre filosofía escritos por Agnus Deae. Los estaba colgando en otro blog que tiene como parte de la asignatura de filosofía y a mi me gustaron tanto que decidimos colgarlos aquí. Al contrario de lo que puede sugerir la palabra "filosofía" estos post no son aburridos ni mucho menos, ya que, a parte del resumen (como son deberes, hay que resumir la lección), llevan también una interesante reflexión personal que merece la pena leer y valorar. A mi, personalmente, me hacen pensar en cosas que no me había planteado antes y que deberíamos intentar ver más a menudo. Leedlo, os interesará.




La filosofía nació en las islas griegas del Mediterráneo gracias a sus ciudades portuarias, frecuentadas por comerciantes procedentes de diversas partes del mundo que traían consigo sus lenguajes y creencias. Esta nube de nuevas ideas llevó a los hombres a cuestionar la existencia de los dioses (caos) y centrar su atención en la naturaleza, regida por reglas ordenadas (cosmos). Los pioneros en este campo fueron: Tales de Mileto, que elaboró una teoría sobre el origen del mundo sin recurrir a los dioses, y su contemporáneo, Anaximandro, realizador del primer experimento científico.

* * *

REFLEXIÓN:

Carl Sagan, el incansable y controvertido científico estadounidense, nos habla del origen de la filosofía, en las áridas islas del mar Egeo.

Primero era el caos: un cúmulo de creencias, mitos, explicaciones variopintas que se daban para justificar la causa y el orígen del mundo que nos rodea. Pero los primeros filósofos huyen de estos cuentos, ya que advierten que muchas veces no son más que herramientas para favorecer a quién las usa. Y se centran en lo único que parece seguir unas leyes inmutables: la naturaleza. A pesar de su apariencia indómita ellos perciben su orden perfecto. Y se entregan con ánimo a la observación de sus ciclos. Presumen que conociendo el mundo que nos rodea, la Tierra, conoceremos también la inmensidad infinita del universo. Y no iban desencaminados. Siglos y siglos antes de que sea aceptado como una verdad, ellos ya hablan de los átomos que forman la materia, de la evolución de los seres vivos. Una vez encontrados los parámetros adecuados, el pensamiento humano no tiene límites.

¿Por qué en unas islas rocosas perdidas en el Mediterráneo y no el las capitales de los grandes imperios del mundo, nos pregunta Carl Sagan? Porque las vastas civilizaciones son prósperas, pero también están cerradas a ideas nuevas (causa por la cuál siempre acaban derrumbándose, como castillos de arena ante la llegada del mar). Es en las ciudades recién colonizadas de la Jonia dónde mercaderes, artesanos y turistas se juntan para compartir y discutir todo tipo de ideas. Y así, tras contrastar diferentes religiones y arraigados prejuicios dejan de usar a los dioses como excusa y empiezan a hacerse preguntas. Abandonan la tranquila conformidad por el duro camino de la búsqueda de la Verdad.

Tales de Mileto fue uno de los primeros filósofos. Había viajado por Egipto y conocía las ideas babilónicas. Introdujo la astronomía y la geometría en Grecia, y por primera vez habla del origen del mundo sin recurrir a ninguna divinidad. Todo empezó siendo agua, y la tierra propiamente dicha es producto de una sedimentación.

Su compañero, Anaximandro, también de Mileto, realizó unos de los primeros experimentos. Con un palo vertical fue capaz de medir la duración exacta de las estaciones y los años.

Para mí el mensaje está claro. La disconformidad, que acarrea la individualidad, trae el verdadero progreso humano.

Desconfiad de la mujer u hombre de un solo libro.

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